viernes, 31 de agosto de 2007

Dictamen sobre proyecto de ordenanza de preservación del patrimonio de Concepción del Uruguay

Por José Antonio Artusi

En primer lugar, cabe saludar como positiva y pertinente la iniciativa de procurar una normativa municipal que propenda a la preservación del patrimonio de la ciudad de Concepción del Uruguay.

No obstante, creemos necesario puntualizar algunas observaciones que surgen del análisis del proyecto que se nos envía:

1.- El proyecto debería considerar la pre-existencia del Código de Edificación, y del Código de Ordenamiento Urbano, en especial los capítulos referidos a la protección del patrimonio urbano; a los efectos de evitar innecesarias y eventualmente perjudiciales superposiciones normativas. También debería tenerse en cuenta los análisis, relevamientos, diagnósticos y propuestas elaboradas en experiencias previas de planificación del desarrollo urbano, tales como el Plan de Ordenamiento Urbano, la Reformulación del mismo, y el Plan Estratégico de Concepción del Uruguay.
2.- Del análisis de las ordenanzas que dan origen a los mencionados códigos, deberían surgir las eventuales omisiones detectadasy/o disposiciones a modificar, quitar, o agregar; de modo de obtener un texto que articule con coherencia las relaciones entre una norma y otra.
3.- Evaluamos como positiva la intencionalidad de la norma propuesta de crear un programa de gestión de la preservación del patrimonio, en sentido integral, más allá de las necesarias restricciones al dominio y demás disposiciones estrictamente normativas y de procedimiento usuales en este tipo de reglamentaciones.
4.- Organismo de aplicación: debiera, a nuestro entender, definirse claramente un único organismo de aplicación, evitando la superposición de roles que puedan llegar a diluir responsabilidades. No surge claramente la conveniencia de incluir en dicho organismo de aplicación a un concejal de cada bloque, dado que se trata de un organismo propio del Departamento Ejecutivo Municipal, con funciones específicas, diferenciadas de aquellas del Honorable Concejo Deliberante.
5.- Debe tenerse en cuenta, vinculado con el punto anterior, que la autoridad de aplicación del Código de Ordenamiento Urbano (en adelante, el COU), y por ende de su Capítulo VII (Distrito de Protección Histórico-Patrimonial), es la Secretaría de Desarrollo Urbano, hoy inexistente con esta denominación, habiendo pasado sus funciones y competencias a la Secretaría de Obras Públicas. El COU, a su vez, contempla la creación de una “Comisión Asesora”, y – en el ámbito de ésta – de una “Subcomisión de Preservación”. No queda claro si el “Consejo Consultivo” mencionado en el artículo 5º es el mismo órgano que la “Comisión Asesora”. Debiera unificarse, a efectos de evitar confusiones, la denominación, composición, y funciones de esta comisión.
6.- De todos modos, nos parece necesario proponer la creación de un organismo ejecutivo específico, la Oficina Municipal de Preservación del Patrimonio Arquitectónico y Urbano; que cuente con el asesoramiento de la Subcomisión de Preservación de la Comisión Asesora. Cabe sugerir analizar la posibilidad de cubrir por medio de un concurso la designación del responsable de la oficina cuya creación se propone.
7.- Esta Oficina debiera acometer como primera tarea la elaboración y actualización de un completo inventario y catálogo del patrimonio arquitectónico y urbano, a través de personal especializado, y con la utilización de fichas especialmente diseñadas al efecto, que puedan dar lugar a su publicación y divulgación a través de diversos formatos: libro, publicaciones periódicas, CD, página web, videos, etc..
8.- Con respecto a la metodología a utilizar para la obtención de acuerdos que legitimen y fortalezcan la vigencia real de la futura norma, nos permitimos sugerir la implementación de un proceso breve y acotado de planificación participativa. Este debería contemplar etapas a cumplimentar en el corto plazo, y estar limitado a la temática en cuestión, pero procurando que se inserte de la manera más armoniosa posible en la visión global de futuro que tengan los distintos actores sociales de la ciudad. Las actividades concretas en el marco de este proceso ya estarían cumpliendo parcialmente muchos de los objetivos buscados, tales como crear conciencia acerca de la importancia de la preservación y protección del patrimonio, divulgación, etc.. A su vez, permitiría hacer confluir en un mismo escenario de participación los diversos enfoques de los sectores más comprometidos y vinculados a las cuestiones técnicas propias de la problemática que nos ocupa; así como contar con el aporte de especialistas que puedan brindar su experiencia en el abordaje del tema en otras localidades.
9.- Si bien el texto del proyecto se refiere de manera amplia al patrimonio “cultural, histórico, documental, arquitectónico, urbanístico y ambiental”; el “catálogo oficial” propuesto en el Artículo 7º se limita a un listado de edificios. Amén de que de cada uno sólo se brinda la denominación, y se omiten demás datos, lo que en algún caso puede llevar a confusión, cabe señalar que este catálogo se superpone con el registro que se crea en el punto 7.3. (“Bienes catalogados”) del Código de Ordenamiento Urbano. Debe apuntarse también que este punto establece que “para su conformación se elaborará una lista exhaustiva de inmuebles, objetos y espacios de interés patrimonial, completando en todos los casos una ficha que permita homogeneizar la información sobre los mismos”. Por otra parte, podría evaluarse la posibilidad de ordenar el catálogo o registro que surja como resultado de una compatibilización de las normas existentes y las propuestas, a través de la introducción de criterios de clasificación de los edificios, tales como los que se utilizan en el Plan de Ordenamiento Urbano, u otros que se consideren más apropiados: edificios institucionales, educativos, comerciales, industriales, de servicios públicos, viviendas, espacios verdes, etc..
10.- Creemos necesario generar un debate acerca de la necesidad de encontrar mecanismos que – sin prescindir de las habituales restricciones al dominio de los bienes de valor patrimonial – introduzcan herramientas novedosas que, con realismo, y dentro de las reglas del mercado capitalista pero apuntando siempre al bien común, propendan efectivamente a la preservación y conservación del patrimonio. No es un dato menor, por ejemplo, señalar la evidencia que muchos inmuebles históricos, dentro del DPH, permanecen ociosos, deteriorándose como consecuencia de su falta de uso, y no consiguen atraer compradores, dado el escaso interés de los potenciales inversores precisamente por la falta de incentivos que la normativa vigente supone (ver fotos adjuntas). Experiencias innovadoras y exitosas como la de Curitiba, entre otras en el extranjero y en el país, deberán ser analizadas a los efectos de encontrar comunes denominadores que puedan ser adaptados para su adecuación a la realidad local.-



José Antonio Artusi
Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Planeamiento – FAU / UCU
Profesor Adjunto de la Cátedra de Historia de la Arquitectura I – FAU / UCU

CARTA INTERNACIONAL SOBRE TURISMO CULTURAL

LA GESTION DEL TURISMO EN LOS SITIOS CON PATRIMONIO SIGNIFICATIVO

Adoptada por ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios),en su XII Asamblea General. México, 1999.

INTRODUCCION El Espíritu de la Carta

En su más amplio sentido, el Patrimonio natural y cultural pertenece a todos los pueblos. Cada uno de nosotros tiene el derecho y la responsabilidad de comprender, valorar y conservar sus valores universales.
El concepto de Patrimonio es amplio e incluye sus entornos tanto naturales como culturales. Abarca los paisajes, los sitios históricos, los emplazamientos y entornos construidos, así como la biodiversidad, los grupos de objetos diversos, las tradiciones pasadas y presentes, y los conocimientos y experiencias vitales. Registra y expresa largos procesos de evolución histórica, constituyendo la esencia de muy diversas identidades nacionales, regionales, locales, indígenas y es parte integrante de la vida moderna. Es un punto de referencia dinámico y un instrumento positivo de crecimiento e intercambio. La memoria colectiva y el peculiar Patrimonio cultural de cada comunidad o localidad es insustituible y una importante base para el desarrollo no solo actual sino futuro.
En estos tiempos de creciente globalización, la protección, conservación, interpretación y presentación de la diversidad cultural y del patrimonio cultural de cualquier sitio o región es un importante desafío para cualquier pueblo en cualquier lugar. Sin embargo, lo normal es que cada comunidad en concreto o grupo implicado en la conservación se responsabilice de la gestión de este patrimonio, teniendo en cuenta las normas internacionalmente reconocidas y aplicadas de forma adecuada.
Un objetivo fundamental de la gestión del Patrimonio consiste en comunicar su significado y la necesidad de su conservación tanto a la comunidad anfitriona como a los visitantes. El acceso físico, intelectual y/o emotivo, sensato y bien gestionado a los bienes del Patrimonio, así como el acceso al desarrollo cultural, constituyen al mismo tiempo un derecho y un privilegio.
Esto conlleva la responsabilidad de respetar los valores del Patrimonio Natural o Cultural, así como los intereses y patrimonios de la actual comunidad anfitriona, de los pueblos indígenas conservadores de su patrimonio o de los poseedores de propiedades históricas, así como la obligación de respetar los paisajes y las culturas a partir de las cuales se ha desarrollado el Patrimonio.

La Interacción dinámica entre el Turismo y el Patrimonio Cultural

El Turismo nacional e internacional sigue siendo uno de los medios más importantes para el intercambio cultural, ofreciendo una experiencia personal no sólo acerca de lo que pervive del pasado, sino de la vida actual y de otras sociedades. El Turismo es cada vez más apreciado como una fuerza positiva para la conservación de la Naturaleza y de la Cultura. El Turismo puede captar los aspectos económicos del Patrimonio y aprovecharlos para su conservación generando fondos, educando a la comunidad e influyendo en su política. Es un factor esencial para muchas economías nacionales y regionales y puede ser un importante factor de desarrollo cuando se gestiona adecuadamente.
Por su propia naturaleza, el Turismo ha llegado a ser un complejo fenómeno de dimensiones políticas, económicas, sociales, culturales, educativas, biofísicas, ecológicas y estéticas. Se pueden descubrir numerosas oportunidades y posibilidades conociendo la valiosa interacción existente entre los deseos y expectativas de los visitantes, potencialmente conflictivas, y de las aspiraciones y deseos de las comunidades anfitrionas o locales.
El Patrimonio natural y cultural, la diversidad y las culturas vivas constituyen los máximos atractivos del Turismo. El Turismo excesivo o mal gestionado con cortedad de miras, así como el turismo considerado como simple crecimiento, pueden poner en peligro la naturaleza física del Patrimonio natural y cultural, su integridad y sus características identificatorias. El entorno ecológico, la cultura y los estilos de vida de las comunidades anfitrionas, se pueden degradar al mismo tiempo que la propia experiencias del visitantes.
El turismo debería aportar beneficios a la comunidad anfitriona y proporcionar importantes medios y motivaciones para cuidar y mantener su Patrimonio y sus tradiciones vivas. Con el compromiso y la cooperación entre los representantes locales y/o de las comunidades indígenas, los conservacionistas, los operadores turísticos, los propietarios, los responsables políticos, los responsables de elaborar planes nacionales de desarrollo y los gestores de los sitios, se puede llegar a una industria sostenible del Turismo y aumentar la protección sobre los recursos del Patrimonio en beneficio de las futuras generaciones.
En cuanto autor de esta Carta, ICOMOS, Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, se compromete con este desafío en unión con otras organizaciones internacionales y con la industria del Turismo.

Objetivos de la Carta

Los objetivos de la Carta Internacional de Turismo Cultural, son: • Facilitar y animar a cuantos están involucrados en la gestión y conservación del Patrimonio para que transmitan su importancia tanto a la comunidad anfitriona como a los visitantes. • Facilitar y animar a la industria del Turismo para que éste se promueva y gestione con la finalidad de respetar y acrecentar el Patrimonio y las culturas vivas de las comunidades anfitrionas. • Facilitar y animar al diálogo entre los intereses de la conservación del Patrimonio y los intereses de la industria del Turismo, acerca de la importancia y frágil naturaleza de los sitios con Patrimonio, sus variados objetos y sus culturas vivas, incluyendo la necesidad de lograr un desarrollo sostenible para ambos. • Animar a las partes interesadas para formular planes y políticas concretas de desarrollo, objetivos mensurables y estrategias para la presentación e interpretación de los sitios con Patrimonio y sus actividades culturales para su defensa y conservación.
Además, • La Carta apoya otras iniciativas abiertas por ICOMOS, por otras instituciones internacionales y por la industria del Turismo para mantener la integridad del Patrimonio, su gestión y su conservación. • La Carta anima al compromiso entre todos aquellos que tengan intereses relevantes o intereses ocasionalmente en conflicto, responsabilidades y obligaciones, para que se esfuercen en poner de acuerdo sus objetivos. • La Carta anima a que las partes interesadas formulen pautas detalladas que faciliten la puesta en práctica de los Principios de esta Carta, de acuerdo con las peculiares circunstancias de cada una de ellas, o según las exigencias planteadas por las comunidades u organizaciones pertinentes.

PRINCIPIOS DE LA CARTA DE TURISMO CULTURAL

Principio 1

Desde que el Turismo nacional e internacional se ha convertido en uno de los más importantes vehículos para el intercambio cultural, su conservación debería proporcionar oportunidades responsables y bien gestionadas a los integrantes de la comunidad anfitriona así como proporcionar a los visitantes la experimentación y comprensión inmediatas de la cultura y patrimonio de esa comunidad.
1.1 El Patrimonio natural y cultural es al mismo tiempo un recurso material y espiritual y ofrece una perspectiva de desarrollo histórico. Desempeña un papel importante en la vida moderna y el público en general debería tener acceso tanto físico como intelectual y/o emotivo a este Patrimonio. Los programas para la protección y conservación del patrimonio natural y cultural en sus características físicas, en sus valores intangibles, expresiones culturales contemporáneas y sus variados contextos, deberían facilitar a la comunidad anfitriona y al visitante, de un modo equilibrado y agradable, la comprensión y el aprecio de los significados de este Patrimonio.
1.2 Los aspectos individualizados del patrimonio natural y cultural tienen diversos niveles de significación, algunos de valor universal, otros de importancia nacional, regional o local. Los programas de interpretación deberían presentar estos significados de manera relevante y accesible para la comunidad anfitriona y para el visitante, usando métodos apropiados, atractivos y actuales en materia de educación, medios informativos, tecnología y desarrollo personal, proporcionando información histórica, cultural, además de información sobre el entorno físico.
1.3 La interpretación y presentación de los programas debería proporcionar un alto nivel de conciencia pública y el soporte necesario para la supervivencia del Patrimonio natural y cultural a largo plazo.
1.4 Los programas de interpretación deberían proporcionar el significado de los sitios del Patrimonio y de sus tradiciones y prácticas culturales así como ofrecer sus actividades dentro del marco tanto de la experiencia del pasado como de la actual diversidad cultural de la comunidad anfitriona y de su región, sin olvidar las minorías culturales o grupos lingüísticos. El visitante debería siempre estar informado acerca de la diversidad de los valores culturales que pueden adscribirse a los distintos bienes patrimoniales.

Principio 2

La relación entre los sitios con Patrimonio y el Turismo, es una relación dinámica y puede implicar valoraciones encontradas. Esta relación debería gestionarse de modo sostenible para la actual y para las futuras generaciones. 2.1 Los sitios con Patrimonio tienen un valor intrínseco para todo el mundo por constituir la base de la diversidad cultural y del desarrollo social. La protección y conservación a largo plazo de las culturas vivas, de los sitios con Patrimonio, de sus variados objetos, de su integridad física y ecológica y de su contexto medioambiental, debería ser un componente esencial en el desarrollo de las políticas sociales, económicas, políticas, culturales y turísticas.
2.2 La interacción entre los recursos o valores del Patrimonio y el Turismo es dinámica y está en continuo cambio, generando para ambos oportunidades y desafíos así como potenciales situaciones conflictivas. Los proyectos turísticos, sus actividades y su desarrollo, deberían conseguir resultados positivos y minimizar los impactos negativos para el Patrimonio y para los modos de vida de la comunidad anfitriona, al mismo tiempo que deberían responder a las necesidades y expectativas del visitante.
2.3 La conservación, la interpretación y los programas de desarrollo turístico deberían basarse en la diáfana comprensión de los aspectos específicos y significativos del Patrimonio en cada sitio en particular, a menudo complejos y conflictivos. Es importante la continua investigación y el asesoramiento para lograr una permanente comprensión y aprecio de estos significados.
2.4 Es importante conservar la autenticidad de los sitios del Patrimonio y de la variedad de sus objetos. La autenticidad constituye un elemento esencial del significado cultural expresado a través de los materiales físicos, del legado de la memoria y de las tradiciones intangibles que perduran del pasado. Los programas deberían presentar e interpretar la autenticidad de los sitios y de sus experiencias culturales para mejorar el aprecio y la comprensión del patrimonio cultural.
2.5 Los proyectos e infraestructuras y los proyectos para el desarrollo turístico deberían tomar en cuenta la dimensión social, estética y cultural, los paisajes naturales y culturales, las características de su biodiversidad, así como los amplios contextos visuales de los sitios con Patrimonio. Deberían utilizarse preferentemente los materiales propios de cada localidad y tomar en cuenta los estilos de la arquitectura local y de la tradición vernacular.
2.6 Antes de que un creciente turismo promueva o desarrolle sitios con Patrimonio, los planes de gestión deberían sopesar los valores naturales y culturales de estos recursos. Los planes de desarrollo deberían establecer límites adecuados para que el cambio sea asumible, sobre todo en relación al impacto que un excesivo número de visitantes puede producir en las características físicas del Patrimonio, en su integridad ecológica, en la diversidad del Sitio, en los sistemas de transporte y acceso y en el bienestar social, económico y cultural de la comunidad anfitriona. Si el previsible nivel de cambio es inaceptable, deberían modificarse los planes de desarrollo que se propongan.
2.7 Deberían elaborarse programas de evaluación continua para valorar los impactos progresivos de las actividades turísticas y de los planes de desarrollo en cada Sitio o comunidad.

Principio 3

La Planificación de la conservación y del turismo en los Sitios con Patrimonio, debería garantizar que la Experiencia del Visitante le merezca la pena y le sea satisfactoria y agradable.
3.1 Los programas de Conservación del Patrimonio y los del Turismo, deberían ofrecer contenidos de máxima calidad para optimizar la comprensión del visitante a cerca de las características significativas del Patrimonio y la necesidad de su protección, haciéndole capaz de disfrutar adecuadamente de su visita.
3.2 Los visitantes deberían poder experimentar los sitios con Patrimonio de modo tranquilo y a su propio ritmo, si éste es su deseo. De todos modos, pueden ser necesarios itinerarios especiales de circulación de visitantes para minimizar los impactos sobre la integridad y constitución física del Sitio y de sus características naturales o culturales.
3.3 El carácter sagrado de los sitios con significación espiritual así como sus prácticas y tradiciones, constituyen un importante punto de reflexión para los gestores de los sitios, los visitantes, los legisladores, los planificadores y los operadores turísticos, Se debe animar a los visitantes para que se comporten como huéspedes bienvenidos, respetando los valores y el estilo de vida de la comunidad anfitriona, rechazando el producto de posibles robos o el comercio ilícito de propiedades culturales, comportándose de manera que inciten a ser nuevamente bienvenidos si alguna vez regresan.
3.4 La planificación de actividades turísticas debería ofrecer al visitante posibilidades adecuadas de confort, seguridad y de sentirse a gusto, de modo que aumente el disfrute de la visita sin impacto negativo para las características significativas o ecológicas del sitio.

Principio 4

Las comunidades anfitrionas y los pueblos indígenas deberían involucrarse en la planificación de la conservación del Patrimonio y en la planificación del Turismo.
4.1. Deberían respetarse los derechos e intereses de la comunidad anfitriona, local y regional, así como a los propietarios y a los pueblos indígenas implicados que ejercen derechos o responsabilidades tradicionales sobre su propio territorio y sitios significativos. Todos ellos deberían involucrarse en el proceso de establecer objetivos, estrategias, políticas y métodos para la identificación, conservación, gestión, presentación e interpretación de sus propios recursos patrimoniales, de sus prácticas culturales y de sus actuales expresiones culturales, dentro del contexto turístico.
4.2 Cuando el Patrimonio de un Sitio o región concretos pueda tener una dimensión universal, deberían respetarse las necesidades y los deseos de las diversas comunidades o pueblos indígenas para restringir o administrar la región y el acceso físico, espiritual o intelectual a determinadas prácticas culturales, conocimientos, creencias, actividades, objetos o lugares.

Principio 5

Las actividades del Turismo y de la conservación del Patrimonio deberían beneficiar a la comunidad anfitriona.
5.1. Los legisladores deberían promover medidas para una equitativa distribución de los beneficios del Turismo de modo que éstos sean repartidos entre los diversos países o regiones, aumentando los niveles de desarrollo económico y contribuyendo a erradicar la pobreza cuando así sea necesario.
5.2 La gestión de la conservación del patrimonio y de las actividades turísticas debería proporcionar beneficios equitativos de carácter económico, social y cultural a los hombres y mujeres de la comunidad anfitriona, a todos los niveles, a través de la educación, la formación y la creación de oportunidades de empleo a tiempo completo.
5.3. Una parte significativa de la renta proveniente de los programas turísticos en Sitios con Patrimonio, debería dedicarse a la protección, conservación y presentación de los propios Sitios, incluyendo sus contextos naturales y culturales. Cuando así sea posible, los visitantes deberían ser informados acerca de esta distribución de la renta.
5.4 Los programas turísticos deberían alentar la formación de los intérpretes y guías del Sitio provenientes de la propia comunidad anfitriona, para aumentar la capacidad de la población local en la presentación e interpretación de sus propios valores culturales.
5.5 Los programas educativos y de interpretación del Patrimonio entre las personas de la comunidad anfitriona deberían involucrar a los interpretes locales. Los programas deberían promover el conocimiento y el respeto de su patrimonio, animando a los hombres y mujeres de la comunidad a interesarse en el cuidado y la conservación del mismo.
5.6 La gestión de la conservación del Patrimonio y de los programas de Turismo debería incluir la educación y posibilidades de formación para los legisladores, planificadores, investigadores, diseñadores, arquitectos, intérpretes, conservadores y operadores turísticos. Los participantes en estos programas de formación deberían ser incitados para comprender y ayudar a resolver los puntos de vista, a menudo conflictos, y los problemas a los que se enfrentan el resto de sus colegas.

Principio 6

Los programas de promoción del Turismo deberían proteger y ensalzar las características del Patrimonio natural y cultural.
6.1 Los programas de promoción del Turismo deberían producir expectativas reales e información responsable en los visitantes potenciales, acerca de la cultura específica y de las características patrimoniales del Sitio o de la comunidad.
6.2 Los Sitios y las colecciones de diversos objetos de significación patrimonial deberían promocionarse y gestionarse de modo que se proteja su autenticidad y aumente la vivencia del visitante, diluyendo los flujos de visita pública en las llegadas al Sitio y evitando el excesivo número de visitantes al mismo tiempo.
6.3 Los programas de promoción del Turismo deberían proporcionar correcta distribución de beneficios y amortiguar la presión sobre los Sitios más visitados animando al visitante a experimentar otros diversos aspectos del patrimonio cultural y natural de la región o localidad.
6.4 La promoción, distribución y venta de recuerdos locales y otros productos deberían ofrecer una razonable contrapartida social y económica a la localidad anfitriona y asegurar al mismo tiempo que no se degrada su propia integridad cultural.

CARTA INTERNACIONAL PARA LA CONSERVACIÓN DE LAS CIUDADES Y ÁREAS URBANAS HISTÓRICAS

Adoptada por ICOMOS en octubre de 1987 en Washington.

PREÁMBULO. DEFINICIÓN

Todos las ciudades del mundo, al ser el resultado de un proceso de desarrollo más o menos espontáneo o de un proyecto deliberado, son la expresión material de la diversidad de las sociedades a lo largo de su historia y son por lo tanto todas históricas.
La presente Carta concierne más particularmente a las áreas urbanas históricas, a las ciudades grandes o pequeñas ya los centros o barrios históricos, con su entorno natural o construido, que además de su calidad de documentos históricos son la expresión de los valores propios de las civilizaciones urbanas tradicionales.
Actualmente éstos están amenazados por la degradación, la desestructuración, el deterioro y aun la destrucción bajo los efectos del urbanismo nacido en la era industrial que alcanza universalmente a todas las sociedades.
Frente a esta situación, a menudo dramática, que provoca pérdidas irreversibles de carácter cultural y social, e incluso económico, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) ha juzgado necesario redactar una “Carta Internacional para la Conservación de las Ciudades y Áreas Urbanas Históricas”.
Complementario de la “Carta Internacional para la Conservación y la Restauración de los Monumentos y los Sitios” (Venecia, 1964), este nuevo texto define los principios y objetivos, los métodos e instrumentos de actuación apropiados para conservar la calidad de las ciudades históricas y favorecer la armonía entre la vida individual y colectiva, perpetuando el conjunto de los bienes, por modestos que sean, que constituyen la memoria de la Humanidad.
Como en el texto de la Recomendación de la UNESCO relativa a la salvaguarda de los conjuntos históricos y tradicionales y su función en la vida contemporánea (Varsovia- Nairobi 1976), así como en otros documentos internacionales, se entiende aquí por salvaguardia de las ciudades históricas, las medidas necesarias para su protección, conservación y restauración, así como para su desarrollo coherente y su adaptación armónica a la vida contemporánea.

PRINCIPIOS Y OBJETIVOS

ARTÍCULO 1La conservación de ciudades y áreas urbanas históricas sólo puede ser eficaz si se la integra en una política coherente de desarrollo económico y social, y si se la toma en consideración en el planeamiento territorial y urbano en todos sus niveles.
ARTÍCULO 2Los valores a preservar son el carácter histórico de la ciudad o conjunto y la suma de elementos materiales o espirituales que determinan su imagen, especialmente:
a) la forma urbana definida por la trama y el sistema parcelario
b) la relación entre los diversos espacios urbanos : construidos, libres y verdes
c) la forma y el aspecto de los edificios, interior y exterior, definidos a través de su estructura, volumen, estilo, escala, materiales, color y decoración;
d) las relaciones entre la ciudad y su entorno, natural o creado por el hombre;
e) las vocaciones diversas de la ciudad adquiridas a lo largo de su historia.
Todo ataque a estos valores comprometería la autenticidad de la ciudad histórica.
ARTÍCULO 3La participación y el compromiso de los habitantes de toda la ciudad son indispensables para llevar a cabo la conservación con éxito. Deben por lo tanto ser promovidos bajo cualquier circunstancia y favorecidos por la necesaria toma de conciencia de todas las generaciones. No debe olvidarse jamás que la salvaguardia de las ciudades y áreas urbanas históricas concierne en primer lugar a sus habitantes.
ARTÍCULO 4Las intervenciones en un barrio o en una ciudad histórica deben realizarse con prudencia, método y rigor, evitando todo dogmatismo pero teniendo en cuenta los problemas específicos de cada caso particular.

MÉTODOS E INSTRUMENTOS

ARTÍCULO 5La planificación de la conservación de las ciudades y barrios históricos debe ser precedida por estudios pluridisciplinarios.
El plan de conservación debe comprender un análisis de datos, particularmente arqueológicos, históricos, arquitectónicos, técnicos, sociológicos y económicos. Debe definir las principales orientaciones y modalidades de las acciones que han de llevarse a cabo en el plano jurídico, administrativo y financiero. El plan debe determinar los edificios o grupos de edificios que deben protegerse particularmente, conservar en ciertas condiciones o los que, en circunstancias excepcionales, pueden destruirse. El estado de los sitios antes de la intervención será rigurosamente documentado. El plan deberá contar con la adhesión de los habitantes.
ARTÍCULO 6Entre tanto se adopte un plan de protección deben tomarse las acciones necesarias para la conservación, en el marco del respeto de los principios de la presente Carta y de la Carta de Venecia.
ARTÍCULO 7La conservación de las ciudades y áreas urbanas históricas implica su permanente mantenimiento.
ARTÍCULO 8Las nuevas funciones y las redes de infraestructura exigidas por la vida contemporánea deben estar adaptadas a las características específicas de las ciudades históricas.
ARTÍCULO 9El mejoramiento del hábitat debe constituir uno de los objetivos fundamentales de la conservación.
ARTÍCULO 10En el caso de ser necesario transformar los edificios o construir otros nuevos, todo agregado deberá respetar la organización espacial existente, particularmente su parcelamiento, volumen y escala así como el carácter general impuesto por la calidad y el valor del conjunto de construcciones existentes. La introducción de elementos de carácter contemporáneo, bajo reserva de que no perturbe la armonía del conjunto, no debe ser desalentada ya que puede contribuir a su enriquecimiento.
ARTÍCULO 11Es importante contribuir a un mejor conocimiento del pasado de las ciudades históricas, promoviendo las investigaciones arqueológicas y la adecuada presentación de sus hallazgos, sin perturbar la organización general del tejido urbano.
ARTÍCULO 12La circulación de vehículos debe ser estrictamente reglamentada en el interior de las ciudades o de los barrios históricos. Las áreas de estacionamiento deberán disponerse de modo que no degraden el aspecto o el entorno de los mismos.
ARTÍCULO 13Las grandes redes viales, previstas en el marco del planeamiento territorial, no deberán penetrar en el interior de las ciudades históricas, sino solamente facilitar el acceso a las mismas.
ARTÍCULO 14En las ciudades y áreas urbanas históricas se han de adoptar medidas preventivas contra las catástrofes naturales y las diversas perturbaciones (especialmente la contaminación y las vibraciones), tanto para la conservación de su patrimonio como para la seguridad y bienestar de sus habitantes. Los medios empleados para prevenir o reparar los daños ocasionados deben adaptarse al carácter específico de los bienes que deben conservarse.
ARTÍCULO 15Con miras a asegurar la participación y el compromiso de los habitantes debe implementarse un programa de información general que comience en la edad escolar. La acción de las asociaciones de protección debe apoyarse y es necesario tomar las medidas financieras tendientes a facilitar la conservación y la restauración.
ARTÍCULO 16La conservación exige la formación especializada de los diferentes profesionales involucrados.

CARTA DE BRASILIA

Documento Regional del Cono Sur sobre AutenticidadArgentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay

Introducción

Los miembros de los países del Cono Sur sentimos la necesidad de plantear el tema de la autenticidad desde nuestra peculiar realidad regional, que difiere de la de los países europeos u orientales con una larga tradición como naciones, dado que nuestra identidad sufrió cambios, imposiciones, transformaciones, que generaron dos procesos complementarios: la conformación de una cultura sincrética y de una cultura de resistencia.
Si partimos de que la actividad humana de conformar el ambiente que nos rodea ha sido caracterizada, algunas veces, como la imagen de la realidad de una sociedad expresada a través de bienes tangibles e intangibles, deberíamos comenzar por analizar nuestros modos de organizar esas imágenes.
Verificamos de inmediato que, en ese proceso, siempre operamos en dos direcciones básicas : la identidad y la diferencia. Así ordenamos e interpretamos nuestras acciones sobre la naturaleza y la sociedad. Sembramos nuestros cultivos, construimos nuestras casas, nuestras ciudades, nuestros paisajes ; escribimos nuestros libros, pintamos nuestros cuadros. A cada una de ellas le asignamos un significado y un valor y, de ese modo, vamos conformando nuestra cultura, entendida como el conjunto de acciones creativas de una sociedad. Así vamos atesorando nuestro patrimonio cultural.

Autenticidad e Identidad

Decía Juan Bautista Alberdi, a mediados del siglo pasado : “Seguir el desarrollo es adquirir una civilización propia, aunque imperfecta, y no copiar las civilizaciones extranjeras, aunque adelantadas. Cada pueblo debe ser su edad y su suelo, cada pueblo debe ser él mismo...”
En el caso de nuestros pueblos latinoamericanos, y más específicamente, de los que conforman el Cono Sur, es posible distinguir varias herencias. La primera deriva de las culturas precolombinas, es el aporte indígena ; la segunda, es el legado europeo inicial ; la tercera fue la criolla y la mestiza, a la que se suma el aporte africano y, finalmente, la cuarta, con el legado de la diversas inmigraciones iniciadas a fines del último siglo (siglo XX).
Estas herencias, como nuestros genes, están siempre presentes en forma de cosmovisiones o valores, aunque solo tratemos de exaltar una p alguna de ellas en desmedro de las demás. Debemos tomar conciencia de todas ellas, conquistar con esfuerzo su comprensión, su conocimiento, su aceptación.
La autenticidad de esos valores se manifiesta, se apoya y se conserva en la veracidad de los patrimonios que recibimos y que legamos. Con ello, estamos afirmando que ese grado de autenticidad que presupone cada legado debe ser dimensionado en función de esas herencias.
La identidad la entendemos como forma de pertenencia y de participación. Por eso, somos capaces de encontrar nuestro lugar, nuestro nombre o nuestra figura, no por oposición, sino porque descubrimos vínculos reales que nos atan al destino de las personas con las que compartimos una misma cultura.
Lo anterior nos lleva a plantear algunas preguntas que debemos responder : ¿a dónde pertenecemos y de qué participamos ? Es así que, la pregunta sobre la pertenencia nos enfrenta a la búsqueda de la identidad histórica, a la valoración de la tradición cultural de nuestros pueblos, los que se enfrentan en forma indisoluble a una doble pertenencia que viene, sin duda alguna, a hacer aún más compleja la búsqueda de la propia identidad.
El tema de la Autenticidad pasa entonces por el de la Identidad, que es cambiante y dinámica y que puede adaptar, valorizar, desvalorizar y revalorizar los aspectos formales y los contenidos simbólicos de nuestros patrimonios. En un mismo país no existe una única identidad y pueden existir identidades que entran en conflicto. Las identidades nacionales en continuo proceso de conformación, hace que no se puedan establecer criterios únicos e invariables para lo “auténtico”.
Se debe caracterizar la composición diversificada de la identidad de nuestros países, que no es jerárquicamente inferior a la homogeneidad de otras culturas.
Tenemos que reconocer los valores de las mayorías y de las minorías ; no solo los de las culturas dominantes, sino también los de las formas de resistir a esas fuerzas. Las diversas vertientes que integran una sociedad presentan lecturas diferentes de tiempo y de lugar igualmente válidas, que deben ser consideradas en el momento de juzgar la autenticidad.

Autenticidad y Mensaje

El significado de la palabra autenticidad está íntimamente ligado a la idea de verdad ; es auténtico aquello que es verdadero, que se da por cierto, que no ofrece dudas. Los edificios y sitios son objetos materiales, portadores de un mensaje o argumento cuya validez, en el marco de un contexto social y cultural determinado y de su comprensión y aceptación por parte de la comunidad, los convierte en patrimonio. Podríamos decir, en base a este principio, que nos hallamos ante un bien auténtico cuando existe correspondencia entre el objeto material y su significado.

Carta de Ename sobre la Interpretación de los Lugares con Valor Patrimonial

PREÁMBULO
Al igual que la carta de Venecia estableció el principio de que la protección de los vestigios materiales de un lugar con valor histórico cultural es esencial para su conservación, hoy en día es ampliamente reconocido por muchos profesionales y otros sujetos involucrados en este campo que la interpretación - es decir, la transmisión del completo significado, así como de los múltiples sentidos y valores de los lugares pertenecientes al patrimonio cultural - es también parte integrante del proceso de conservación.
Si bien un número considerable de cartas, declaraciones y directrices internacionales han subrayado la importancia de una interpretación eficaz y hecha con la necesaria sensibilidad, ninguna de ellas ha definido las pautas y principios básicos para llevarla a cabo.
Por tanto, el objetivo de la Carta de ICOMOS, llamada de Ename, es destacar la función esencial de la interpretación en el marco de la conservación del patrimonio. Esta Carta versa sobre los principios universales de la ética profesional, la autenticidad, la integridad intelectual y la responsabilidad social, así como sobre el respeto y la sensibilización hacia el significado de lo local y su valor cultural, singular e irrepetible.
Esta Carta también trata de impulsar una amplia apreciación por parte del público de los lugares que poseen patrimonio cultural, tanto como centros de aprendizaje y reflexión sobre el pasado, como por constituir, en sí mismos, una fuente local de recursos vitales para el desarrollo estable de una comunidad.
CONCEPTOS
Interpretación es aquella explicación o presentación pública, cuidadosamente planeada, que aborda el completo significado de un lugar con patrimonio cultural, tanto tangible como intangible. Los apoyos multimedia para su interpretación pueden abarcar desde carteles con textos explicativos hasta profesionales que actúen como guías e intérpretes culturales, e incluso sofisticadas aplicaciones de la realidad virtual; pero, sea cual fuere el medio específicamente seleccionado, deberá proporcionar una información sobre el lugar que no resultaría disponible de otro modo. La interpretación debe extenderse, de forma combinada, al tratamiento dado al componente material del lugar, así como a su uso y a las actividades relacionadas con el mismo, con información explicativa sobre las tareas de investigación y las colecciones.
Infraestructura Interpretativa: Se refiere a todas las instalaciones de carácter material relacionadas con la interpretación de un lugar con valor histórico patrimonial. Estos equipamientos pueden incluir medios para facilitar el acceso físico, espacios para la recepción de visitantes y actividades educativas, así como servicios y material de apoyo a la interpretación, tanto dentro como fuera del lugar.
OBJETIVOS DE LA CARTA DE ENAME (A SER ADOPTADA POR ICOMOS )
La Carta de Ename (propuesta para su adopción formal por ICOMOS) pretende establecer unos principios éticos y profesionales para la interpretación del patrimonio por parte de la sociedad, a fin de:
Facilitar al público una comprensión más profunda y generalizada de los lugares con valor patrimonial, y fomentar la conciencia social sobre la necesidad de su conservación.
Proteger la autenticidad y el significado de los lugares patrimoniales a través del respeto a los vestigios materiales originales y su emplazamiento natural y cultural, así como mediante la reversibilidad de las infraestructuras interpretativas y los servicios de acogida a los visitantes.
Dar a conocer los lugares patrimoniales en su más amplio contexto y en las diferentes vertientes que atañen a su significado, tanto de naturaleza tangible como intangible, desde lo local y particular hasta lo universal y general.
Coordinar la presentación de evidencias científicas, debidamente documentadas, sobre los lugares de valor patrimonial, con el reconocimiento de las tradiciones culturales y valores espirituales de la localidad y el respeto hacia los mismos.
Contribuir a la conservación perdurable de los lugares con valor patrimonial, potenciar la calidad de vida de las comunidades receptoras de los visitantes, y fomentar su positiva incorporación al proceso de interpretación.
Mejorar y desarrollar una tecnología y unas técnicas aplicadas a la interpretación del patrimonio que sean adecuadas y viables dentro de su respectivo contexto social, y establecer pautas para la formación profesional.
Reconocer que la interpretación eficaz de los lugares con valor patrimonial en todo el mundo es un instrumento substancial para el intercambio cultural.
PRINCIPIOS DE LA CARTA DE ENAME (PROPUESTA PARA SU ADOPCION FORMAL POR ICOMOS) PARA LA INTERPRETACION.
Principio 1 Comprensión y difusión
La apreciación del patrimonio cultural es un derecho universal. La transmisión de su significado debe ser tan amplia como resulte posible, mediante una interpretación eficaz y mantenida de forma estable, adaptada a un vasto espectro de visitantes y grupos interesados.
La interpretación debe estar dirigida a aumentar la comprensión, por parte del visitante, del patrimonio cultural propio del lugar y la necesidad de conservarlo.
La interpretación debe tratar de estimular a los visitantes a reflexionar sobre sus propias percepciones del pasado y sus relaciones con el lugar. Una interpretación eficaz debe evocar emociones y hechos e inspirar su análisis introspectivo.
La interpretación destinada al público es parte integrante del proceso de conservación. De ser posible, este hecho debe plasmarse en una normativa adecuada y la asignación de partidas presupuestarias para programas de interpretación en todo proyecto público relativo al patrimonio.
En los programas de interpretación del patrimonio debe facilitarse y fomentarse la implicación de las comunidades locales y demás sectores interesados.
La posibilidad de apreciar el patrimonio de cualquier lugar o región en un marco idóneo y respetuoso con la sensibilidad cultural que entraña, es un derecho universal que ha de ser respetado.
Allí donde fuera necesario, no deben escatimarse esfuerzos para asegurar que la interpretación del patrimonio resulte accesible a todos los sectores de población, incluyendo a las personas que sufren discapacidades físicas y a los visitantes con otras necesidades especiales.
Principio 2 Evidencia
La interpretación de los lugares histórico-culturales debe basarse en evidencias científicas, sin excluir el debido respeto a otras tradiciones culturales con las que coexistan.
La interpretación deberá basarse en un estudio multidisciplinar del lugar y sus alrededores e indicar con claridad y veracidad donde comienzan las conjeturas, hipótesis o reflexiones de carácter filosófico. La meta de la interpretación es mostrar el elenco de datos históricos, tradiciones y significados atribuidos al lugar.
La documentación relativa a todos los elementos integrantes de un programa de interpretación debe reunirse y ponerse a disposición de los visitantes e investigadores. Dicha documentación consistirá en informes de contenido analítico y crítico, adecuados a las reglas y recursos locales, en los que se identificarán los fundamentos materiales e históricos de cada elemento empleado en el trabajo de interpretación.
El uso de figuraciones artísticas o de simulación informática deberá fundamentarse en un análisis detallado y sistemático de los restos existentes que incluya datos arqueológicos e históricos, el análisis de los materiales de construcción, los criterios de ingeniería de estructuras, las fuentes escritas y la iconografía. Dichas interpretaciones visuales son meras hipótesis figurativas, y deben ser consideradas como tales.
Las tradiciones culturales y los sentimientos históricos de carácter local forman parte del significado de un lugar con valor patrimonial histórico. La interpretación debe reconocer y respetar la coexistencia de valores científicos y culturales, ya que ambos pueden contribuir a que el visitante consiga una apreciación más rica y profunda del lugar.
Principio 3 Contexto y ubicación
La interpretación de los lugares con patrimonio cultural debe aludir a su más amplio contexto y marco socio cultural, histórico y natural.
El objetivo que persigue la interpretación es explorar el significado de un lugar histórico a través de las múltiples facetas de carácter histórico, social político, espiritual y artístico en las que se enmarca. Deben tenerse en cuenta todos los aspectos relacionados con el significado cultural del lugar y sus valores, sin resaltar el valor de cualquiera de ellos hasta el punto de excluir a los demás.
Es necesario que se respeten y transmitan las contribuciones de todas las épocas al sentido histórico de un monumento. Aunque se ponga énfasis en ciertas etapas o estilos, deben interpretarse todos los periodos, sean éstos más o menos tempranos o tardíos.
La interpretación debe referirse a todas las comunidades y grupos relacionados con la historia de un lugar perteneciente al patrimonio histórico cultural, incluidas las minorías, mujeres e inmigrantes, y no sólo a aquellos que formen parte de la cultura predominante.
La historia del paisaje circundante, el entorno natural y el marco geográfico, forman parte integrante del patrimonio construido y, como tal, deben tenerse en cuenta en la correspondiente interpretación de un lugar.
Los elementos patrimoniales intangibles de un lugar con valor patrimonial, tales como la gastronomía, la música, la danza, las tradiciones culturales y espirituales, la literatura y la función del entorno natural deben ser identificados e incluidos en su interpretación
El significado universal o intercultural de los lugares históricos debe formar parte de su interpretación, de tal forma que proporcione a sus visitantes y residentes un sentido de conexión personal.
De igual modo, aún cuando el patrimonio de un lugar específico, monumento, sitio o región, pueda tener un significado universal, deben tenerse en cuenta y respetarse las costumbres culturales, conocimientos, creencias, actividades y objetos sagrados de las comunidades locales.
Principio 4 Autenticidad
La interpretación de los lugares que forman parte del patrimonio cultural debe respetar su autenticidad y proteger la integridad de su estructura primigenia.
La interpretación debe contribuir a la conservación de la autenticidad de los lugares con patrimonio cultural, mediante la transmisión de su significado, sin recurrir a alteraciones irreversibles de su configuración primigenia.
La interpretación pública de un lugar histórico deberá hacer siempre evidente para el visitante cuáles son los materiales originales auténticos que perduran, e identificar claramente las recreaciones o reintegraciones posteriores de elementos desaparecidos. Los elementos propios de la infraestructura interpretativa que se superpongan a la fábrica original, no causarán daño a ésta podrán distinguirse fácilmente.
Si un programa de interpretación implicase la introducción de nuevos materiales, o cambios que afecten al marco físico en el que se asienta un lugar con valor patrimonial, dichas alteraciones deberán ser reversibles, pudiendo retirarse sin dejar huellas permanentes, para que la evidencia de la autenticidad de los materiales pueda ser reinterpretada en el futuro, de acuerdo con los cambios que puedan aportar los conocimientos y pruebas ulteriores.
La autenticidad constituye una preocupación primordial que atañe tanto a las comunidades humanas como a los restos de índole material. El diseño de un programa de interpretación del patrimonio deberá respetar y salvaguardar las funciones culturales tradicionales y asegurar la privacidad y dignidad de los habitantes locales.
Principio 5 Desarrollo equilibrado
La interpretación de los lugares con patrimonio cultural debe planearse minuciosamente y en armonía con su entorno natural y cultural. Entre las metas principales de cualquier proyecto de interpretación debe contemplarse el desarrollo equilibrado y coherente, desde el punto de vista social, económico y medioambiental.
La implantación y desarrollo de programas de interpretación debe ser parte integrante del plan global de gestión de un lugar con patrimonio cultural. Deberá considerarse en profundidad el impacto potencial de la afluencia de visitantes sobre su significado cultural, características físicas, integridad y entorno natural, así como el bienestar socioeconómico y cultural de la comunidad local.
En el proceso de planeamiento relativo a un lugar, deberán discutirse, desde la fase inicial, planes alternativos al programa de interpretación que permitan evaluar su viabilidad técnica y económica.
La escala, el costo y la tecnología de los programas de interpretación deben adecuarse a las condiciones propias del emplazamiento y a los servicios disponibles. Es esencial que la infraestructura interpretativa esté bien construida, cuidadosamente mantenida, y conservada en buen estado.
Los kioscos, sendas, paneles informativos, y cualquier otro soporte visible destinado a la interpretación deben ser respetuosos con las características del lugar y su entorno, sin dejar de ser fácilmente identificables. La luz y el sonido procedente de cabinas, pantallas y altavoces deberán circunscribirse al área de interpretación correspondiente, de tal forma que no afecten negativamente a los alrededores ni molesten a los vecinos de espacios circundantes. Puede resultar necesario establecer recorridos de interpretación fijos y determinados, a fin de reducir el impacto sobre la integridad espacial del lugar y su entramado físico.
Principio 6 Participación
La interpretación de los lugares con patrimonio cultural debe involucrar a todos los grupos y comunidades implicadas, recabando su activa participación.
En el desarrollo de un programa de interpretación de un lugar con patrimonio histórico cultural, deberán tenerse en cuenta el interés y la colaboración tanto de las autoridades públicas, los propietarios, gestores locales, estudiosos, operadores de turismo e inversores privados, como de la comunidad local, con el fin de conseguir un beneficio mutuo y equilibrado para todos ellos.
El aumento de las cifras de visitantes, o de los ingresos que éstos proporcionan, no podrá constituir el único criterio para determinar el éxito de un programa de interpretación. La interpretación debe estar al servicio de una amplia gama de objetivos culturales y educativos.
Deberán respetarse los derechos e intereses de la comunidad implicada, tanto en el ámbito local como regional, así como los de los propietarios, y los de aquellas comunidades a las que pudiera incumbir el ejercicio de derechos o responsabilidades de carácter consuetudinario sobre el lugar. Todos ellos deben ser contemplados dentro del proceso de planeamiento para asegurarse de que los programas de interpretación no entren en conflicto con las costumbres culturales actuales.
Las actividades de interpretación deben proporcionar beneficios económicos, sociales y culturales que favorezcan de forma equitativa a la comunidad local en todos sus ámbitos, a través de la educación, la formación profesional y el ofrecimiento de oportunidades para se desarrollo económico. Con este fin, se fomentará la formación y la creación de puestos de trabajo dedicados a la interpretación del patrimonio entre los habitantes de la localidad.
Todo programa de interpretación deberá considerarse como un recurso pedagógico y en su diseño se tendrá en cuenta su posible integración en el programa de estudios de las escuelas locales y en los de especiales actividades y eventos, así como la posibilidad de captar voluntarios para participar en programas y campañas de temporada.
La comunidad local deberá estar informada sobre las mejoras y novedades que se produzcan en la interpretación del patrimonio cultural de la localidad.
Principio 7 Investigación, educación y formación
La interpretación de un lugar con valor patrimonial entraña un desafío constante que requiere una labor continua de investigación, formación y evaluación.
La inauguración representa el principio, que no el fin, del proceso interpretativo. El programa de interpretación y su infraestructura se articularán de forma que permitan su continua actualización, ampliación y revisión. Las tareas permanentes de investigación y consulta son primordiales para avanzar en el entendimiento y la apreciación del significado de un lugar con valor histórico-cultural.
Es necesario disponer de programas de evaluación y seguimiento continuos para apreciar la reacción de los visitantes ante los programas de interpretación, así como para valorar el impacto material de su infraestructura y las repercusiones que esta actividad genera, tanto en el entramado histórico de cada lugar como en sus habitantes.
La formación de profesionales calificados en las diversas especialidades vinculadas con la interpretación del patrimonio, tales como restauración, diseño de contenidos, gestión, tecnología, guías de lugares históricos, y educación, constituye un objetivo esencial. Para ello, se deberán definir los planes de estudio oficiales. Igualmente, los programas académicos básicos de conservación del patrimonio deberán incluir en su temario una materia dedicada a la interpretación.
Se deberán organizar programas de formación y cursos para los profesionales del patrimonio y su interpretación, destinados a actualizar sus conocimientos e informales sobre los avances y novedades en dicho campo.
Las técnicas y tecnologías aplicables a la interpretación del patrimonio, se deben impulsar los intercambios periódicos de personal profesional, la cooperación en proyectos piloto, y el establecimiento de un foro internacional para el intercambio de información y experiencias sobre la interpretación del patrimonio.

Declaración de Xi'an sobre la conservación del entorno de las estructuras, sitios y áreas patrimoniales

Adoptada en Xi'an, China. 21 Octubre 2005. Versión final. 22-10-2005

Preámbulo


Reunidos, por invitación de ICOMOS China, en la ciudad histórica de Xi’an, del 17 al 21 de octubre de 2005, con ocasión de celebrarse la XV Asamblea General de ICOMOS, y coincidiendo con el cuadragésimo aniversario de este organismo, que ha contribuido a la salvaguarda y conservación del patrimonio cultural del mundo como parte del desarrollo sostenible y humano;
Habiendo enriquecido sus perspectivas merced a la gran variedad de ejemplos analizados y a las reflexiones compartidas durante el Simposio Científico de la Asamblea General, dedicado a Los Monumentos y los Sitios en su Entorno - Conservar el Patrimonio Cultural en las Ciudades y los Paisajes en Proceso de Cambio; y habiendo ampliado, gracias a las experiencias adquiridas en China, así como a través de autoridades, instituciones y especialistas de todo el mundo, los conocimientos sobre la adecuada protección y gestión de las estructuras, los sitios y las áreas patrimoniales, tales como las ciudades históricas, los paisajes - incluidos los marinos - los itinerarios culturales y los sitios arqueológicos, en un contexto de desarrollo y cambios acelerados;
Teniendo en cuenta el interés internacional y profesional existente respecto a la conservación del entorno de los monumentos y los sitios, tal como se refleja en la Carta Internacional para la Conservación y Restauración de los Monumentos y los Sitios- Carta de Venecia (1964)- y en los numerosos textos inspirados en ella, especialmente a través de los Comités Nacionales e Internacionales de ICOMOS, así como el Documento de Nara sobre la Autenticidad (1994) y las conclusiones y recomendaciones de reuniones internacionales como la Declaración de Hoi An sobre la Conservación de Distritos Históricos en Asia (2003), la Declaración sobre la Recuperación del Patrimonio Cultural de Bam (2004), y la Declaración de Seúl sobre el Turismo en las Ciudades y Áreas Históricas de Asia (2005);
Considerando las referencias al concepto de entorno en las convenciones y recomendaciones de la UNESCO como la Recomendación Relativa a la Salvaguarda de la Belleza y el Carácter de los Paisajes y los Sitios (1962), la Recomendación Relativa a la Conservación de los Bienes Culturales Amenazados por Obras Públicas o Privadas (1968), la Recomendación relativa a la Salvaguarda y al Papel Contemporáneo de las Áreas Históricas (1976), la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Intangible (2003), y, especialmente, la Convención del Patrimonio Cultural (1972) y sus Directrices, en las que el entorno se estima como un atributo de la autenticidad que requiere protección mediante la delimitación de zonas de respeto, así como la creciente oportunidad que ello proporciona para la cooperación internacional e interdisciplinaria entre ICOMOS, UNESCO, y otras entidades, y para el desarrollo de temas como la autenticidad o la conservación de paisajes urbanos históricos, según se refleja en el Memorandum de Viena (2005);
Subrayando la necesidad de responder de forma adecuada a la transformación rápida o gradual de las ciudades, los paisajes y los itinerarios patrimoniales, producida por los cambios en los modos de vida, en la agricultura, el desarrollo, el turismo o los grandes desastres naturales o provocados por el hombre, así como la necesidad de reconocer, proteger y mantener adecuadamente la presencia significativa de las estructuras, los sitios y las áreas patrimoniales en sus respectivos entornos, con el fin de disminuir la amenaza que representan éstos procesos de transformación contra el patrimonio cultural en toda la riqueza de su autenticidad, su significado, sus valores, su integridad y su diversidad
Los participantes en la XV Asamblea General de ICOMOS adoptan la siguiente Declaración de Principios y Recomendaciones, y la dirigen a las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, a las autoridades nacionales y locales, y a los especialistas que pueden contribuir, a través de la normativa, las medidas políticas, los procesos de planificación y la gestión, a una mejor protección y conservación de las estructuras, los sitios y las áreas patrimoniales del mundo dentro de sus respectivos entornos.

Reconocer la contribución del entorno al significado de los monumentos, los sitios y las áreas patrimoniales

1. El entorno de una estructura, un sitio o un área patrimonial se define como el medio característico, ya sea de naturaleza reducida o extensa, que forma parte de - o contribuye a - su significado y carácter distintivo.
Más allá de los aspectos físicos y visuales, el entorno supone una interacción con el ambiente natural; prácticas sociales o espirituales pasadas o presentes, costumbres, conocimientos tradicionales, usos o actividades, y otros aspectos del patrimonio cultural intangible, que crearon y formaron el espacio, así como el contexto actual y dinámico de índole cultural, social y económica.
2. Las estructuras, los sitios o las áreas patrimoniales de diferentes escalas, inclusive los edificios o espacios aislados, ciudades históricas o paisajes urbanos, rurales o marítimos, los itinerarios culturales o los sitios arqueológicos, reciben su significado y su carácter distintivo de la percepción de sus valores sociales, espirituales, históricos, artísticos, estéticos, naturales, científicos o de otra naturaleza cultural. E, igualmente, de su relaciones significativas con su medio cultural, físico, visual y espiritual.
Estas relaciones pueden ser el resultado de un acto creativo, consciente y planificado, de una creencia espiritual, de sucesos históricos, del uso, o de un proceso acumulativo y orgánico, surgido a través de las tradiciones culturales a lo largo del tiempo.

Comprender, documentar e interpretar los entornos en contextos diversos

3.-Comprender, documentar e interpretar los entornos es esencial para definir y valorar la importancia patrimonial de cualquier estructura, sitio o área.
La definición del entorno requiere comprender la historia, la evolución y el carácter de los alrededores del bien patrimonial. Se trata de un proceso que debe tener en cuenta múltiples factores que han de incluir la experiencia de aproximación al sitio y el propio bien patrimonial.
4. Incluir el entorno en la comprensión requiere una aproximación multidisciplinaria y la utilización de diversas fuentes de información.
Dichas fuentes incluyen fondos documentales y archivos, descripciones artísticas y científicas, historias orales y conocimientos tradicionales, los puntos de vista de las comunidades locales y de las relacionadas con el bien, así como un análisis de las perspectivas visuales. Las tradiciones culturales, los rituales, las prácticas espirituales y los conceptos, así como la historia, la topografía, los valores del medio natural, los usos y otros factores contribuyen a crear el conjunto de valores y dimensiones tangibles e intangibles del entorno. La definición del entorno debe conjugar armoniosamente su carácter, sus valores y su relación con el bien patrimonial.

Desarrollar instrumentos de planificación y prácticas para conservar y gestionar el entorno

5. El desarrollo de instrumentos normativos y de planeamiento eficaces, así
como de políticas, estrategias y prácticas para gestionar de forma sostenible el entorno, exige también una aplicación coherente y continuada de los mismos, y su adecuación a las particularidades locales y culturales.
Las herramientas de gestión del entorno comprenden medidas legislativas específicas, preparación profesional, desarrollo de planes o sistemas integrales de conservación y gestión, y la utilización de métodos idóneos de valoración del impacto patrimonial.
6. La legislación, la reglamentación y las directrices para la conservación, la protección y la gestión de las estructuras patrimoniales, los sitios y las áreas patrimoniales deben prever la delimitación de una zona de protección o respeto a su alrededor que refleje y contribuya a conservar el significado y el carácter distintivo del entorno.
7. Los instrumentos de planeamiento deben incluir medidas efectivas de control del impacto de los cambios rápidos o progresivos del entorno.
Las siluetas, las vistas y las distancias adecuadas entre cualquier nuevo proyecto público o privado y las estructuras, los sitios y las áreas patrimoniales, son factores fundamentales a tener en cuenta para evitar las distorsiones visuales y espaciales o los usos inadecuados en un entorno cargado de significado.
8. Deben llevarse a cabo valoraciones de impacto ambiental para cualquier proyecto que suponga un impacto en el significado de las estructuras, de los sitios y de las áreas patrimoniales, así como en su entorno.
El desarrollo dentro del entorno de las estructuras, los sitios y las áreas patrimoniales debe contribuir a interpretar positivamente su significado y su carácter distintivo.

El seguimiento y la gestión de los cambios que amenacen el entorno

9. La envergadura de los cambios y sus impactos, tanto aislados como de carácter acumulativo, así como la transformación del entorno de las estructuras, sitios y áreas de valor patrimonial, es un proceso continuo que requiere un seguimiento y una gestión.
La transformación rápida y progresiva de los paisajes rurales y urbanos, las formas de vida, los factores económicos, o el medio ambiente natural, pueden afectar de forma sustancial o irreversible a la auténtica contribución del entorno al significado de una estructura, un sitio o un área de valor patrimonial.
10. El cambio del entorno de las estructuras, los sitios y las áreas de valor patrimonial debe gestionarse de modo que se mantenga su significado cultural y su carácter distintivo.
Gestionar el cambio del entorno de las estructuras, los sitios y las áreas de valor patrimonial no significa necesariamente evitar u obstaculizar el cambio.
11. La gestión debe definir las formas y las acciones necesarias para valorar, medir, evitar o remediar la degradación, la pérdida de significado, o la reducción a lo trivial, y proponer mejoras para la conservación, la gestión y las actividades de interpretación.
Deben establecerse unos indicadores de índole cualitativa y cuantitativa que permitan valorar la contribución del entorno al significado de una estructura, un sitio o un área de carácter patrimonial.
Los indicadores propios de la gestión deben contemplar aspectos materiales tales como la distorsión visual, las siluetas, los espacios abiertos, y la contaminación ambiental y acústica, así como otras dimensiones de carácter económico, social y cultural.

Trabajar con las comunidades locales, interdisciplinarias e internacionales para la cooperación y el fomento de la conciencia social sobre la conservación y la gestión del entorno

12. La cooperación y el compromiso de las comunidades locales y de otras relacionadas con los bienes patrimoniales es fundamental para desarrollar estrategias sostenibles de conservación y gestión del entorno.
Debe estimularse el compromiso multidisciplinar como una práctica habitual de la conservación y la gestión del entorno. Entre las disciplinas necesarias al efecto se incluyen, por ejemplo, la Arquitectura, la Planificación Urbana, Regional y Paisajística, la Ingeniería, la Antropología, la Historia, la Arqueología, la Etnología, la Museología y la Archivística.
También debe fomentarse la cooperación con instituciones y especialistas del campo del patrimonio natural, como parte integrante de un buen método para la identificación, protección, presentación e interpretación de las estructuras, los sitios y las áreas patrimoniales en su entorno.
13. Debe fomentarse la capacitación profesional, la interpretación, la educación y la sensibilización de la población, para respaldar la antedicha cooperación y compartir los conocimientos, así como para favorecer las metas de la conservación e incrementar la eficacia de los instrumentos de protección, de los planes de gestión y de otros instrumentos.
La experiencia, el conocimiento y los instrumentos elaborados para la conservación singularizada de determinadas estructuras, sitios y áreas, deberían hacerse extensivos a la gestión de su entorno.
Deben dedicarse recursos económicos a la investigación, la valoración y la planificación estratégica de la conservación y la gestión del entorno de las estructuras, los sitios y las áreas de carácter patrimonial.
La toma de conciencia sobre el significado del entorno en sus diferentes dimensiones es una responsabilidad que incumbe a los profesionales, a las instituciones, a las comunidades locales y a otras relacionadas con los bienes patrimoniales, todos los cuales deberían tener en cuenta las dimensiones tangibles e intangibles del entorno a la hora de tomar decisiones.

Adoptada en Xi’an (China) el 21 de octubre de 2005.

Documento de Nara sobre la Autenticidad

Preámbulo
1. Nosotros, los expertos reunidos en Nara (Japón), deseamos reconocer el generoso espíritu y la valentía intelectual de las autoridades japonesas a la hora de proporcionar un foro en el momento más apropiado, en el que tengamos la posibilidad de desafiar el pensamiento convencional en el ámbito de la preservación, así como debatir medios y maneras de ampliar nuestros horizontes para aportar un mayor respeto hacia la diversidad cultural y patrimonial en la práctica de la preservación.
2. También deseamos reconocer el valor del marco para el debate que ha aportado el deseo del Comité del Patrimonio Mundial de aplicar el test de autenticidad de un modo que conceda un respeto pleno a los valores sociales y culturales de todas las sociedades, a la hora de examinar el valor universal de los bienes culturales propuestos para que formen parte de la Lista del Patrimonio Mundial.
3. El Documento de Nara sobre la Autenticidad está concebido en el espíritu de la Carta de Venecia de 1964, se fundamenta en él y lo extiende en respuesta al alcance creciente de las preocupaciones e intereses del patrimonio cultural en el mundo contemporáneo.
4. En un mundo que está cada vez más sujeto a las fuerzas de la globalización y la homogeneización, y en un mundo en el cual la búsqueda de la identidad cultural se persigue en ocasiones a través de nacionalismos agresivos o de la supresión de las culturas minoritarias, la toma en consideración de la autenticidad en la práctica de la preservación aporta esencialmente una aclaración y una iluminación de la memoria colectiva de la humanidad.

Diversidad cultural y diversidad del Patrimonio

5. La diversidad de culturas y de patrimonios en nuestro mundo es una fuente irreemplazable de riqueza, tanto espiritual como intelectual, para toda la humanidad. La protección y favorecimiento de la diversidad cultural y patrimonial en nuestro mundo debería promoverse de manera activa como un aspecto esencial del desarrollo humano.
6. La diversidad del patrimonio cultural existe en el tiempo y en el espacio, y requiere respeto para las otras culturas y para todos los aspectos de sus sistemas de creencias. Cuando los valores culturales parecen estar en conflicto, el respeto por la diversidad cultural exige el reconocimiento de la legitimidad de los valores culturales de todas las partes.
7. Todas las culturas y las sociedades están enraizadas en formas y medios particulares de expresión tangibles e intangibles que constituyen su patrimonio y que deberían ser respetados.
8. Es importante subrayar el principio fundamental de la UNESCO, en el sentido de que el patrimonio cultural de cada uno es el patrimonio cultural de todos. La responsabilidad para con el patrimonio cultural y su gestión corresponde, en primer lugar, a la comunidad cultural que lo ha generado, y después a la que se preocupa por el mismo. Sin embargo, además de estas responsabilidades, suscribir las convenciones y tratados internacionales desarrollados para la conservación del patrimonio cultural, también implica la aceptación de los principios y responsabilidades que emanan de ellos. Equilibrar sus propios requisitos con aquellos de otras comunidades culturales es, para cada una de las comunidades, un ejercicio altamente recomendable, siempre que el logro de este equilibrio no suponga un menoscabo de sus valores culturales fundamentales.

Valores y autenticidad
9. La preservación del patrimonio cultural en todas sus formas y periodos históricos halla sus fundamentos en los valores que en cada época se atribuyen al patrimonio. Nuestra capacidad para comprender estos valores depende, en buena parte, del grado en el cual las fuentes de información sobre estos valores puedan tomarse como creíbles y verdaderas. El conocimiento y la comprensión de estas fuentes de información en relación con las características originales y las derivadas del patrimonio cultural, así como de su significado, es un requisito básico para valorar todos los aspectos de su autenticidad.
10. La autenticidad, tomada en consideración de esta manera, y afirmada en la Carta de Venecia, aparece como un factor de cualificación esencial en lo que concierne a los valores. La comprensión de la autenticidad desempeña un papel fundamental en todos los estudios científicos del patrimonio cultural, en los planes de restauración y preservación del mismo, así como en los procedimientos de inscripción utilizados por la Convención del Patrimonio Mundial y en otros inventarios de patrimonios culturales.
11. Todos los juicios sobre valores que se atribuyan a los bienes culturales, así como la credibilidad de las fuentes de información relacionadas, pueden variar de una cultura a otra, e incluso dentro de la misma cultura. Por lo tanto, no es posible basar juicios sobre el valor y la autenticidad con criterios inamovibles. Al contrario, el respeto debido a todas las culturas requiere que los bienes del patrimonio deban juzgarse y tomarse en consideración dentro de los contextos culturales a los que pertenecen.
12. En consecuencia, resulta de la mayor importancia y urgencia que, dentro de cada cultura, se otorgue un reconocimiento a la naturaleza específica de sus valores patrimoniales, y a la credibilidad y veracidad de las fuentes de información relacionadas.
13. Dependiendo de la naturaleza del patrimonio cultural, de su contexto cultural, y de su evolución a través del tiempo, los juicios de autenticidad pueden vincularse al valor de una gran variedad de fuentes de información. Algunos de los aspectos de las fuentes pueden ser la forma y el diseño, los materiales y la sustancia, el uso y la función, la tradición y las técnicas, la ubicación y el escenario, así como el espíritu y el sentimiento, y otros factores internos y externos. El uso de estas fuentes permite la elaboración de las dimensiones específicas de estas fuentes de patrimonio cultural objeto de examen: artísticas, históricas, sociales y científicas.

Anexo 1
Sugerencias para el seguimiento (propuestas por H. Stovel)
1. El respeto de la diversidad de la cultura y del patrimonio requiere esfuerzos conscientes para evitar la imposición de fórmulas mecánicas o procedimientos estandarizados en el intento de definir o determinar la autenticidad de monumentos o emplazamientos determinados.
2. La labor encaminada a determinar la autenticidad de una manera respetuosa con las culturas y su diversidad patrimonial, requiere planteamientos que incentiven a las culturas a desarrollar procesos analíticos y herramientas específicas para su naturaleza y necesidades. Tales planteamientos podrán tener varios aspectos en común:
- la labor de garantizar una evaluación de la autenticidad, que implica la colaboración multidisciplinar y la utilización adecuada de todos los conocimientos y experiencias disponibles;
- la labor de garantizar que los valores atribuidos sean verdaderamente representativos de una cultura, y de la diversidad de sus intereses, en particular los monumentos y emplazamientos;
- la labor de documentar de forma clara la particular naturaleza de la autenticidad para estos emplazamientos y monumentos, como una guía práctica para su futuro tratamiento y supervisión;
- la labor de actualizar las evaluaciones de autenticidad a la luz de los cambios en los valores y en las circunstancias.
3. Particularmente importante es la labor encaminada a garantizar que se respeten los valores atribuidos, y que su determinación incluya la labor de construir, en la mayor medida posible, un consenso multidisciplinar y de la comunidad que concierna a estos valores.
4. Los planteamientos también deberán centrarse en facilitar la cooperación internacional entre todos aquellos que tengan un interés en la preservación del patrimonio cultural, con el objeto de mejorar el respecto y la comprensión a escala mundial de las diversas expresiones y valores de cada cultura.
5. La continuación y ampliación de este diálogo a las diversas regiones y culturas del mundo constituye un prerrequisito para aumentar el valor práctico de la toma en consideración de la autenticidad para la preservación del patrimonio común de la humanidad.
6. La concienciación cada vez mayor del público en lo que respecta a esta dimensión fundamental del patrimonio es una necesidad absoluta si se pretenden lograr medidas concretas para la salvaguardia de los vestigios del pasado. Esto significa desarrollar una comprensión mayor de los valores representados por los propios bienes culturales, así como respetar el papel que desempeñan tales monumentos y emplazamientos en la sociedad contemporánea.

Apéndice II
Definiciones
Preservación: todos los esfuerzos encaminados a comprender el patrimonio cultural, a conocer su historia y su significado, a garantizar su salvaguardia material y, cuando corresponda, su presentación, restauración y mejora. (En la definición de patrimonio cultural se entiende que se incluyen los monumentos, y los grupos de edificios y emplazamientos con valor cultural, según la definición del artículo uno de la Convención sobre el Patrimonio Mundial). Fuentes de información: todas las fuentes materiales, escritas, orales o figurativas que hacen posible que se conozca la naturaleza, las especificaciones, y el significado y la historia del patrimonio cultural.
(El Documento de Nara sobre la Autenticidad ha sido redactado por 45 participantes de la Conferencia de Nara sobre la Autenticidad en Relación con la Convención sobre el Patrimonio Mundial, celebrada en Nara, Japón, del 1 al 6 de noviembre de 1994, a instancias de la Agencia de Asuntos Culturales (Gobierno de Japón) y de la Prefectura de Nara. La Agencia organizó la Conferencia de Nara en cooperación con la UNESCO, el ICCROM y el ICOMOS.)
Esta versión definitiva del Documento de Nata ha sido redactada por los ponentes generales de la Conferencia de Nara, D. Raymond Lemaire y D. Herb Stovel.

DECLARACION DE AMSTERDAM

DECLARACION DE AMSTERDAM
(21-25 DE OCTUBRE, 1975)

I. Prefacio
La Declaración de Amsterdam cristaliza un momento importante de la evolución del
pensamiento europeo en el ámbito de la conservación del patrimonio arquitectónico.
Lo que sorprende en esta evolución es la ampliación de esta noción.
Limitada al monumento, sitio o conjunto de interés preferente, la noción de patrimonio arquitectónico abarca hoy todos los conjuntos construidos se presentan como una entidad, no solamente por la coherencia de su estilo, sino también por la huella de la historia de los grupos humanos que allí han vivido durante generaciones.
El Congreso de Amsterdam ha confirmado esa tendencia a abolir toda segregación jerárquica entre los conjuntos de mayor interés artístico y los de menor interés.
La conservación del patrimonio arquitectónico entra así de pleno derecho en el marco de una política global y democrática del medioambiente.
Por otra parte, se manifiesta claramente que la exigencia de esta conservación es una exigencia vital, porque está motivada por una necesidad profundamente humana: vivir en un universo que siga siendo familiar, a la vez que integrador del cambio deseable e inevitable.
La calidad de un ambiente tan apreciada por los extraños o el aire de familia tan querido para los autóctonos son términos abstractos que, sin embargo, traducen una realidad profundamente enraizada en el tiempo: la acumulación de estratos, depositados por muchas generaciones, de una existencia marcada por un cierto grado de continuidad.
Ignorar la necesidad de respetar el equilibrio de los agrupamientos y asentamientos humanos formados a lo largo de los años, es abrir el camino al desequilibrio síquico de los individuos y a los traumatismos sociales. Nuestra época, tan rica en desconciertos, a menudo impuestos por los que no piensan más que en términos de rendimiento y provecho, nos proporciona pruebas cotidianas de este peligro.
En consecuencia, la conservación del carácter de los conjuntos históricos es indisociable de una política social del hábitat, es decir, de una política que tiene en cuenta los derechos de los residentes tradicionales económicamente débiles en un lugar de vida familiar saneado y mejorado. Citemos a este propósito la Resolución 598 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, relativa a los aspectos sociales de la salvaguardia del patrimonio arquitectónico.
El coste de una política de esta índole puede ser, en opinión de algunos, desproporcionado en relación con los medios de que disponen los poderes públicos. Es por ello que conviene, cuando se emprenden obras de interés colectivo (como la preservación de un ambiente construido de calidad o reconocido como tal), determinar cuidadosamente cuáles son las partes que incumben, respectivamente, a los recursos privados y a las finanzas públicas.
Además, e independientemente de la fuente de financiación, la conservación del patrimonio arquitectónico, concebida, como debe ser, en la escala de una operación de rehabilitación urbana, no cuesta necesariamente más cara que la construcción o la reconstrucción tras la demolición de conjuntos inmobiliarios modernos provistos de las infraestructuras necesarias.
El programa europeo de realizaciones ejemplares y las confrontaciones del Consejo de Europa han ofrecido análisis de casos que demuestran concretamente el interés económico de las operaciones de rehabilitación.
En un momento en el que se toma conciencia de la necesidad de moderar el crecimiento, de utilizar y reutilizar lo existente ¿se va a admitir por fin que la conservación, lejos de ser sinónimo de conservadurismo, es un instrumento indispensable de una política de cambio con rostro humano?
Todas estas verdades, progresivamente esclarecidas a lo largo de doce años de trabajo realizado en el seno del Consejo de Europa, han conocido su consagración en el Congreso de Amsterdam que ha tenido el mérito de reunir a eminentes personalidades de todos los medios políticos y profesionales implicados, representando no sólo a Europa Occidental, sino también a Europa Oriental, a los Estados Unidos y a Canadá.
Es importante ahora que el impulso dado por el Consejo de Europa, gracias a la organización de este Congreso, sea mantenido y reforzado.
Es importante que los gobiernos tomen nota de la enseñanza que se puede extraer del Congreso y destinen a la conservación del patrimonio nacional medios proporcionados a la amplitud de sus tareas.
Una opción política y económica semejante implica el apoyo de la opinión pública.
Ésta es ya consciente del valor de un patrimonio construido, que, por sus estructuras y formas, responde a la variedad de necesidades y de gustos. En el origen de esta toma de conciencia, conviene subrayar el papel determinante de las campañas nacionales llevadas a cabo en el marco de este año 1975, declarado por el Consejo de Europa Año Europeo del Patrimonio Arquitectónico 1975. Sin embargo, los gobiernos deberán proseguir sus esfuerzos manteniendo los comités nacionales o dotándose de instrumentos que tengan una eficacia análoga. A ellos corresponderá difundir lo más ampliamente posible la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico del Consejo de Europa, texto destinado al gran público y que ellos han adoptado por unanimidad.
En consecuencia, la realización de la conservación integrada necesita dos condiciones previas: una opinión pública consciente y vigilante y unos medios presupuestarios adecuados. De acuerdo con estas condiciones las empresas de construcción, deberán esforzarse en adaptar sus estructuras y métodos a las exigencias de las obras de restauración y mantenimiento.
Asimismo, la consideración de estas condiciones facilitará una perspectiva de estabilidad del empleo en este sector y permitirá resolver el problema, muy grave y prioritario, de la penuria de arquitectos y urbanistas especializados, así como de la mano de obra cualificada.
De este modo, finalmente, las verdades aplaudidas en Amsterdam terminarán por imponerse.
La misión del Consejo de Europa es la de profundizar en estas verdades, logrando con ello -más que en el pasado- catalizar y coordinar el esfuerzo de los Estados miembros.

Georg Kanh-Ackermann
Secretario General del Consejo de Europa

II. Declaración
El Congreso de Amsterdam, coronación del Año Europeo del Patrimonio Arquitectónico 1975, habiendo reunido a los delegados venidos de toda Europa, acoge calurosamente la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico, promulgada por el Comité de Ministros del Consejo de Europa, que reconoce que la arquitectura única de Europa es el patrimonio común de todos sus pueblos y afirma la intención de los Estados miembros de cooperar entre ellos y con los otros Estados europeos para protegerlo.
De la misma manera el Congreso afirma que el patrimonio arquitectónico de Europa es parte integrante del patrimonio cultural de todo el mundo y observa con satisfacción el empeño mutuo en favorecer la cooperación y los intercambios en el ámbito de la cultura, contenido en el Acta final de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa adoptada en Helsinki en julio de este año.
Al hacer esto, el Congreso pone el acento en las siguientes consideraciones esenciales:
a) Además de su inestimable valor cultural, el patrimonio arquitectónico de Europa conduce a todos los europeos a tomar conciencia de una historia y un destino común. Su conservación reviste, pues, una importancia vital.
b) Este patrimonio comprende no sólo los edificios aislados de un valor excepcional y su marco, sino también los conjuntos, los barrios de ciudades y las ciudades que presentan un interés histórico o cultural.
c) Al constituir estas riquezas el bien común de todos los pueblos de Europa, éstos tienen el deber común de protegerlas de los peligros crecientes que las amenazan - negligencia y ruina, demolición deliberada, nuevas construcciones sin armonía y circulación excesiva-.
d) La conservación del patrimonio arquitectónico debe ser considerada no como un problema marginal, sino como objetivo principal de la planificación urbana y de la ordenación del territorio.
e) Los poderes locales, a los que incumbe la mayor parte de las decisiones importantes en materia de planificación, son especialmente responsables de la protección del patrimonio arquitectónico y deben ayudarse mutuamente mediante intercambios de ideas y de informaciones.
f) La rehabilitación de los barrios antiguos debe ser concebida y realizada, en la medida de lo posible, de forma que no modifique sustancialmente la composición social de los residentes y que todos los estratos de la sociedad se beneficien de una operación financiada mediante fondos públicos.
g) Las medidas legislativas y administrativas necesarias deben ser reforzadas y mostrarse más eficaces en todos los países.
h) Para hacer frente a los costes de la restauración, planificación y mantenimiento de los edificios y sitios de interés arquitectónico o histórico, debe ponerse a disposición de los poderes locales y de los propietarios privados una ayuda financiera adecuada; además, para estos últimos, deberían ser previstas desgravaciones fiscales.
i) El patrimonio arquitectónico sobrevivirá sólo si es apreciado por el público y especialmente por las nuevas generaciones. Los programas de educación deben, pues, preocuparse más de esta materia en todos los niveles.
j) Conviene animar a las organizaciones privadas, internacionales, nacionales y locales para que contribuyan a despertar el interés del público.
k) La arquitectura de hoy, al constituir el patrimonio del mañana, debe poner todos los medios para asegurar una arquitectura contemporánea de alta calidad.
El Comité de Ministros, habiendo reconocido en la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico que incumbe al Consejo de Europa asegurar la coherencia de la política de sus Estados miembros y promover su solidaridad, considera esencial que se establezcan relaciones periódicas sobre el estado del avance de los trabajos de conservación arquitectónica en los países europeos, bajo una forma que permita el intercambio de experiencias.
El Congreso hace un llamamiento a los gobiernos, parlamentos, instituciones espirituales y culturales, institutos profesionales, empresas comerciales e industriales, asociaciones privadas y a todo ciudadano, para que aporten su pleno apoyo a los objetivos de esta Declaración y pongan todos los medios para asegurar su aplicación.
Solamente así se conservará el patrimonio arquitectónico irreemplazable de Europa para el enriquecimiento de la vida de todos sus pueblos en el presente y en el futuro.
Al final de sus debates el Congreso expone las siguientes conclusiones y recomendaciones:

Nuestra sociedad deberá, en breve plazo, renunciar al patrimonio arquitectónico y a los sitios que constituyen su marco tradicional de vida, si no se pone en marcha con urgencia una nueva política de protección y conservación integrada de este patrimonio. Lo que importa proteger hoy son las ciudades históricas, los barrios urbanos antiguos y las ciudades de tradición, comprendidos los parques y jardines históricos. La protección de estos conjuntos arquitectónicos no puede ser concebida más que desde una perspectiva global, teniendo en cuenta todos los edificios que tienen valor cultural, desde los más prestigiosos a los más modestos, sin olvidar los de la época moderna, así como el marco en que se inscriben. Esta protección global completará la protección puntual de los monumentos y sitios aislados.
El significado del patrimonio arquitectónico y la legitimidad de su conservación son ahora mejor percibidos. Se sabe que la preservación de la continuidad histórica del medioambiente es esencial para la conservación o creación de un marco de vida que permita al hombre encontrar su identidad y experimentar un sentimiento de seguridad frente a las mutaciones brutales de la sociedad: un nuevo urbanismo trata de volver a encontrar los espacios cerrados, la escala humana, la interpretación de las funciones y la diversidad socio-cultural que caracterizan los tejidos urbanos antiguos. Pero se descubre también que la conservación de los edificios existentes contribuye a la economía de los recursos y a la lucha contra el despilfarro, una de las grandes preocupaciones de la sociedad contemporánea. Se ha demostrado que los edificios antiguos pueden recibir nuevos usos, dando respuesta a las necesidades de la vida contemporánea. A esto se añade que la conservación recurre a artistas y artesanos muy cualificados cuyo talento y saber hacer deben ser mantenidos y transmitidos. Finalmente, la rehabilitación del hábitat existente contribuye a reducir la invasión de terrenos agrícolas y permite evitar o atenuar sensiblemente los desplazamientos de la población, lo que constituye un beneficio social muy importante de la política de conservación.
Aunque, por todas estas razones, la legitimidad de la conservación del patrimonio arquitectónico se presente hoy con una fuerza nueva, es necesario fundamentarla sólida y definitivamente; debe, pues, dar lugar a investigaciones de carácter fundamental y estar incluida en todos los programas de educación y de desarrollo cultural.

1.-La conservación del patrimonio arquitectónico: uno de los objetivos principales de la planificación urbana y de la ordenación del territorio

La planificación urbana y la ordenación del territorio deben integrar las exigencias de la
conservación del patrimonio arquitectónico y no tratarla de forma fraccionaria o como un
elemento secundario, como ha sucedido a menudo en el pasado reciente. A partir de ahora,
es indispensable un diálogo permanente entre los conservadores y los urbanistas.
Los urbanistas deben reconocer que los espacios no son equivalentes; es necesario tratarlos según las características que les son propias. El tener en cuenta los valores estéticos y culturales del patrimonio arquitectónico debe conducir a fijar para los conjuntos antiguos objetivos y normas de acondicionamiento especiales. No se deben limitar a superponer, sin coordinarlas, las normas ordinarias de planificación y las normas especiales de protección de edificios históricos.
Con el fin de hacer posible esta integración, conviene elaborar el inventario de los
monumentos, conjuntos arquitectónicos y sitios, incluyendo la delimitación de zonas
periféricas de protección. Sería deseable que estos inventarios fueran ampliamente
difundidos especialmente entre las autoridades regionales y locales, así como entre los
responsables de la ordenación del territorio y del urbanismo, con el fin de llamar su
atención sobre los edificios y zonas dignas de ser protegidas. Un inventario de estas
características proporcionará una base realista a la conservación, ya que constituye un
elemento cualitativo fundamental para la gestión de los espacios.
La política de ordenación regional debe integrar las exigencias de la conservación del
patrimonio arquitectónico para contribuir a la misma. Puede, en particular, estimular a las
nuevas actividades a implantarse en zonas de declive económico, a fin de frenar su
despoblación y, por lo tanto, impedir la degradación de los edificios antiguos. Por otra parte,
las decisiones tomadas para el desarrollo de las periferias de las ciudades deben estar
orientadas de tal manera que atenúen las presiones que se ejercen sobre los barrios
antiguos. A este respecto las políticas concernientes a los transportes, al empleo y a una
mejor distribución de los focos de actividad urbana pueden tener incidencias importantes en
la conservación del patrimonio arquitectónico.
La plena expansión de una política continua de conservación exige una amplia
descentralización y la toma en consideración de las culturas locales. Esto supone la
existencia de responsables de la conservación a todos los niveles (centrales, regionales y
locales) allí donde se tomen decisiones en materia de ordenación. Pero la conservación del
patrimonio arquitectónico no debe ser solamente una cuestión de expertos. El apoyo de la
opinión pública es esencial. La población debe, sobre la base de una información objetiva y
completa, participar realmente desde la elaboración de los inventarios hasta la preparación
de la toma de decisiones.
Finalmente, la conservación del patrimonio se inserta en una nueva perspectiva
general, atenta a nuevos criterios de calidad y medida y que debe permitir desechar en lo
sucesivo alternativas y objetivos, muy a menudo determinados por el corto plazo, por una
visión estrecha de la técnica y al fin de cuentas por una concepción desfasada.

2.- La conservación integrada compromete la responsabilidad de los poderes
locales y apela a la participación de los ciudadanos


Los poderes locales deben tener competencias precisas y amplias en materia de protección
del patrimonio arquitectónico. Al aplicar los principios de una conservación integrada, deben
tener en cuenta la continuidad de las realidades sociales y síquicas existentes en las
comunidades urbanas y rurales. El futuro no puede ni debe ser construido a costa del
pasado.
Para establecer una política semejante, respetando con inteligencia, sensibilidad y
economía el medioambiente construido por el hombre, los poderes locales deben:
- Apoyarse en un análisis del tejido de los conjuntos urbanos y rurales,
especialmente su estructura, sus complicadas funciones, así como las características
arquitectónicas y volumétricas de sus espacios construidos y abiertos;
- Atribuir a los edificios las funciones que, respetando en todo su carácter,
respondan a las condiciones de vida actual y garanticen así su supervivencia;
- Estar atentos al hecho de que los estudios de sondeo sobre la evolución de los
servicios públicos (educativos, administrativos, médicos) demuestran que el gigantismo es
desfavorable para su calidad y su eficacia;
- Consagrar una parte apropiada de su presupuesto a esta política. En este contexto
deberán solicitar de los gobiernos la creación de fondos específicos. Las subvenciones y
préstamos concedidos a los particulares y a las diversas agrupaciones por los poderes
locales deberán estimular el empeño moral y financiero de éstos;
- Designar delegados responsables para todos los asuntos que conciernan al
patrimonio arquitectónico y a los sitios;
- Establecer organismos de utilidad pública, creando un vínculo directo entre los
usuarios potenciales de los edificios antiguos y sus propietarios;
- Facilitar la formación y el funcionamiento eficaz de asociaciones interesadas en la
restauración y en la rehabilitación.
Los poderes locales deben perfeccionar sus técnicas de consulta para conocer la opinión de
los grupos implicados en los planes de conservación y tenerla en cuenta desde la
elaboración de sus proyectos. En el marco de la política de información al público, ellos
deben tomar sus decisiones a la vista y con conocimiento de todos, empleando un lenguaje
claro y accesible a todos, a fin de que la población pueda conocer, discutir y apreciar los
motivos de las decisiones. Deberán ser previstos lugares de encuentro para la concentración
pública.
En este sentido el recurrir a reuniones públicas, a exposiciones, a sondeos de
opinión, a los medios de comunicación y a todos los otros medios apropiados, debería
convertirse en una práctica corriente.
La educación de los jóvenes en el ámbito del medioambiente y su asociación a todas
las tareas de salvaguardia constituye uno de los mayores imperativos de la acción
municipal.
Las proposiciones complementarias o alternativas presentadas por las agrupaciones
o por los particulares deberán ser consideradas como una contribución apreciable a la
planificación.
Finalmente, los poderes locales tienen gran interés en comunicarse sus experiencias
respectivas. En consecuencia, deberán establecer un intercambio constante de información
y de ideas a través de todas las vías posibles.

3.- La toma en consideración de los factores sociales condiciona el éxito de toda
política de conservación integrada


Una política de conservación implica también la integración del patrimonio arquitectónico en
la vida social.
El esfuerzo de conservación debe ser valorado no sólo en relación con el valor
cultural de los edificios, sino también con su valor de uso. Los problemas sociales de la
conservación integrada sólo pueden ser resueltos mediante una referencia combinada de
estas dos escalas de valor.
La rehabilitación de un conjunto, que forma parte del patrimonio arquitectónico, no
es una operación necesariamente más costosa que una construcción nueva sobre una
infraestructura existente o, incluso, que la construcción de un conjunto en un lugar no
urbanizado. Conviene, pues, cuando se comparan los costes de estos tres procedimientos,
cuyas consecuencias sociales son diferentes, no omitir el coste social. En ello están
interesados no sólo los propietarios y los inquilinos, sino también los artesanos, los
comerciantes y los empresarios alojados en el lugar, que aseguran la vida y el
mantenimiento del barrio.
Para evitar que las leyes del mercado se apliquen con todo su rigor en los barrios
restaurados, lo que tendría como efecto el desalojo de los habitantes incapaces de pagar la
subida de los alquileres, conviene que los poderes públicos intervengan para moderar los
mecanismos económicos como lo hacen siempre cuando se trata de alojamientos sociales.
Las intervenciones financieras pueden equilibrarse entre las primas a la restauración,
acordadas con los propietarios mediante la fijación de topes para los alquileres, y la
asignación de indemnizaciones de alojamiento a los inquilinos para rebajar, e incluso
completar, la diferencia entre los antiguos y los nuevos alquileres.
Con el fin de permitir a la población participar en la elaboración de los programas,
conviene darle los elementos de apreciación de la situación, explicándole, por una parte, el
valor histórico y arquitectónico de los edificios que hay que conservar y, por otra,
proporcionándole todas las indicaciones sobre los realojamientos definitivos y temporales.
Esta participación es tanto más importante cuanto que no se trata solamente de la
restauración de algunos monumentos privilegiados, sino de la rehabilitación de barrios
completos.
Esta sensibilización práctica hacia la cultura comporta un beneficio social
considerable.

4.- La conservación integrada exige una adaptación de las medidas legislativas y
administrativas


Al haberse ido ampliando progresivamente la noción de patrimonio arquitectónico, desde el
monumento histórico aislado a los conjuntos arquitectónicos urbanos y rurales, así como a
las aportaciones de épocas más recientes, una reforma profunda de la legislación,
acompañada de un reforzamiento de los medios administrativos, constituye la condición
previa para una actuación eficaz.
Esta reforma debe estar guiada por la necesidad de coordinar la legislación referida a
la ordenación del territorio por una parte y la legislación referida a la protección del
patrimonio arquitectónico por otra.
Esta última debe dar una nueva definición del patrimonio arquitectónico y de los
objetivos de la conservación integrada.
Además debe prever sobre todo los procedimientos especiales en lo que concierne a:
-la designación y delimitación de los conjuntos arquitectónicos;
-la delimitación de las zonas periféricas de protección y las servidumbres de utilidad
pública previstas en ellas;
-la elaboración de programas de conservación integrada y la inserción de las
disposiciones de estos programas en los planes de ordenación;
-la aprobación de los proyectos y la autorización para ejecutar los trabajos.
Por otro lado, el legislador deberá adoptar las disposiciones necesarias con el fin:
-de redistribuir de una manera equilibrada los créditos presupuestarios reservados a
la ordenación urbana y asignados respectivamente a la rehabilitación y a la construcción;
-de conceder a los ciudadanos, que decidan rehabilitar un edificio antiguo, beneficios
financieros con medios equivalentes a los que recibirían en caso de una nueva construcción;
-de revisar, en función de la nueva política de conservación integrada, el régimen de
ayudas financieras del Estado y de los demás poderes públicos.
En la medida de lo posible, será necesario flexibilizar la aplicación de los reglamentos
y disposiciones correspondientes a la construcción, de forma que se satisfagan las
exigencias de la conservación integrada.
Con vistas a acrecentar la capacidad operativa de los poderes públicos, se impone
revisar la estructura de la administración, de tal manera que los servicios responsables del
patrimonio arquitectónico sean organizados en los niveles apropiados y dotados de un
personal cualificado y suficiente, así como de los medios científicos, técnicos y financieros
indispensables.
Estos servicios deberían ayudar a las autoridades locales, cooperar con la ordenación
del territorio y mantener relaciones continuas con los organismos públicos y privados.

5.- La conservación integrada requiere medios financieros apropiados

Es difícil definir una política financiera aplicable a todos los países y evaluar las
consecuencias de las diferentes medidas que intervienen en los procesos de la planificación
en razón de sus repercusiones recíprocas.
Además, este proceso está sometido a factores exteriores, como resultado de la
estructura actual de la sociedad.
Corresponde, pues, a cada Estado poner a punto sus propios métodos e
instrumentos de financiación.
No obstante, se puede establecer con certeza que no existe casi ningún país en
Europa en el que los medios financieros destinados a la conservación sean suficientes.
Además, parece que ningún país europeo ha concebido aún el mecanismo
administrativo perfectamente a punto para responder a las exigencias económicas de una
política de conservación integrada.
Para llegar a resolver los problemas económicos de la conservación integrada es
necesario -y es éste un factor determinante- que sea elaborada una legislación que someta
las nuevas construcciones a ciertas restricciones en lo que concierne a los volúmenes
(altura, coeficiente de utilización de los suelos) y favorezca una inserción armoniosa.
Los reglamentos de planificación deberán no fomentar la densificación y promover la
rehabilitación antes que una renovación tras la demolición.
Es necesario concebir métodos que permitan evaluar los costes suplementarios
impuestos por los imperativos de los programas de conservación. En la medida de lo posible
será necesario disponer de los medios financieros suficientes para ayudar a los propietarios,
que tengan que llevar a cabo trabajos de restauración, a soportar las cargas adicionales que
les habrán sido impuestas.
Si para hacer frente a los costes adicionales se acepta una ayuda semejante, será
necesario naturalmente velar para que esta ventaja no se vea amenazada por los
impuestos.
Interesa aplicar este mismo principio en beneficio de la rehabilitación de conjuntos
degradados de interés histórico o arquitectónico, lo que permitirá restablecer el equilibrio
social.
Las ventajas financieras y fiscales actualmente otorgadas a las nuevas
construcciones deberían ser concedidas en las mismas proporciones para el mantenimiento
y conservación de los edificios antiguos, después de deducir el coste adicional eventualmente
desembolsado.
Los poderes públicos deberían potenciar o estimular la creación de fondos de
operaciones que proporcionen la liquidez necesaria a las colectividades locales y a las
asociaciones sin finalidad lucrativa. Esto conviene muy especialmente a las zonas donde la
financiación de determinado programa, a corto o a largo plazo, podrá ser asegurada de
manera autónoma en razón de la plusvalía resultante de la fuerte demanda que se aplica a
las propiedades que tienen tal incentivo.
Sin embargo, es fundamental estimular todos los recursos de financiación privados,
especialmente de origen industrial. En efecto, numerosas iniciativas privadas han
demostrado el papel positivo que pueden jugar en asociación con los poderes públicos,
tanto a nivel nacional como local.

6.- La conservación integrada requiere una promoción de los métodos, técnicas y
competencias profesionales vinculadas a la restauración y a la rehabilitación.

Los métodos y técnicas de restauración y rehabilitación de edificios y conjuntos históricos
deberían ser mejor aprovechados y ampliados.
Las técnicas especializadas, puestas a punto con ocasión de la restauración de
conjuntos históricos importantes, deberían ser ya utilizadas para la amplia gama de edificios
y conjuntos que presentan un interés artístico menor.
Hay que procurar que los materiales tradicionales de construcción estén siempre
disponibles y que las artes y las técnicas tradicionales sigan siendo aplicadas.
El mantenimiento permanente del patrimonio arquitectónico permitirá, a largo plazo,
evitar costosas operaciones de rehabilitación.
Todo programa de rehabilitación deberá ser estudiado a fondo antes de su ejecución
y conviene, a la vez, reunir una documentación completa sobre los materiales y técnicas y
proceder a un análisis de los costes. Esta documentación deberá ser recogida en los centros
apropiados.
Los materiales y técnicas nuevas no deberán ser aplicados hasta haber obtenido la
aprobación de instituciones científicas neutrales.
Será necesario emprender investigaciones para establecer un catálogo de los
métodos y técnicas utilizadas y crear para este fin instituciones científicas que deberán
cooperar estrechamente entre sí. Este catálogo deberá ser comunicado a todos los interesados,
lo que favorecerá la reforma de las prácticas de restauración y rehabilitación.
Es absolutamente necesario disponer de mejores programas de formación de
personal cualificado. Estos programas deberán ser flexibles, pluridisciplinares y comprender
una enseñanza que permita adquirir una experiencia práctica sobre el terreno.
El intercambio internacional de conocimientos, experiencias y prácticas es un
elemento esencial en la formación de todo el personal interesado.
Debería ser así más fácil disponer de los urbanistas, arquitectos, técnicos y
artesanos necesarios para preparar los programas de conservación y asegurar la promoción
de los oficios artesanales que intervienen en el trabajo de restauración y que están
amenazados de desaparecer.
Las posibilidades de cualificación, las condiciones de trabajo, las remuneraciones, la
seguridad del empleo y la posición social deberían ser suficientemente atractivas para
incitar a los jóvenes a interesarse por las disciplinas que tienen una relación con la
restauración y a permanecer en el ámbito de esta actividad.
Además, las autoridades responsables de los programas de enseñanza a todos los
niveles deberán esforzarse en interesar a la juventud en los oficios de la conservación.